jueves, 4 de junio de 2015
Iglesia de Dios de la profesia
Desde sus inicios, la Iglesia de Dios de la Profecía ha basado sus creencias en “toda la Biblia correctamente dividida”. Aceptamos la Biblia como la divina Palabra de Dios, inspirada, inerrable e infalible. Creemos que la Biblia es la revelación escrita de Dios de Sí mismo para la humanidad y nuestra guía en todo asunto relacionado con la fe; por lo tanto, acudimos a la Biblia como nuestra autoridad máxima de doctrina, práctica, organización y disciplina. La Iglesia de Dios de la Profecía es firme en su compromiso a una fe cristiana ortodoxa. Afirmamos que solo hay un Dios eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creemos en la deidad de Cristo, Su nacimiento virginal, Su vida sin pecado, los milagros físicos que Él realizó, Su muerte expiatoria en la cruz, la resurrección de Su cuerpo, Su ascensión a la diestra del Padre y Su retorno personal en poder y gloria durante Su segunda venida. Profesamos que la regeneración por el Espíritu Santo es indispensable para la salvación de la humanidad perdida. Creemos que el pecador es motivado a la necesidad de salvación a través de la obra de convicción del Espíritu Santo. Creemos que en la santificación a través de la sangre de Cristo, uno es hecho santo. Afirmamos el ministerio presente y activo del Espíritu Santo, quien guía a la iglesia y que a través de Su morada y empoderamiento somos capaces de vivir vidas santas que resultan en servicio efectivo a Dios y al prójimo. Creemos en la singuralidad y unidad final de los creyentes por la cual nuestro Señor oró, y que debe ser demostrada visiblemente “para que el mundo sepa, vea y crea” en la gloria de Dios, la venida de Su Hijo y el gran amor que Él tiene por Su pueblo (Juan 17:20-23). Estamos comprometidos a la santidad de la unión matrimonial y la importancia de familias fuertes y amorosas. La iglesia abraza todas las doctrinas bíblicas como son enseñadas en el Nuevo Testamento, de las cuales hemos alistado algunas que son relevantes en nuestro deseo de ayudar a los cristianos a madurar en Cristo Jesús: La presencia y obra del Espíritu Santo en el mundo y en el corazón del hombre por medio del evangelio de Jesucristo (Juan 16:8-11) produce CONVICCIÓN, una consciencia y reconocimiento de que ha pecado contra Dios y necesita confesar esa culpa con un dolor que es según Dios (2 Corintios 7:10). En resumen, el arrepentimiento no sólo significa sentirse compungido por el pecado, sino en apartarse y abandonar la vida antigua (hábitos pecaminosos) hacia un nuevo caminar en la fe en Dios a través del Espíritu Santo y en compañía del pueblo de Dios (Hechos 2:42). El resultado del arrepentimiento es la salvación, una obra que es tanto instantánea (nuevo nacimiento—Juan 3:3-8) y vivificante, comenzando con la nueva vida que el Espíritu Santo le imparte al creyente y culminando con un cuerpo glorificado (Hebreos 9:28; Marcos 1:15; Lucas 13:3; Hechos 3:19). El arrepentimiento resulta en la Justificación, Regeneración, o lo que se conoce como el “Nuevo Nacimiento”, una experiencia que será descrita más adelante.
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