miércoles, 10 de febrero de 2016
Testigos a las naciones
"Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído." Hechos 22: 15. Pablo fue elegido para ver y oír al Señor que le hablaba desde el cielo. Esta elección divina fue un elevado privilegio para Pablo; pero no tenía el propósito de acabar allí, sino que tenía por propósito que ejerciera una influencia sobre otros; sí, sobre todos los hombres. Es a Pablo a quien Europa le debe el Evangelio en esta hora. Nos corresponde a nosotros, en nuestra medida, ser testigos de aquello que el Señor nos ha revelado, y es a nuestro propio riesgo que ocultemos esa preciosa revelación. Primero, hemos de ver y oír, pues de lo contrario no tendríamos nada que decir; pero cuando hayamos hecho eso, debemos estar ansiosos de dar nuestro testimonio. Ha de ser personal:"Serás" . Ha de ser por Cristo:"Serás testigo suyo ." Ha de ser constante y completamente absorbente; hemos de ser esto por encima de todas las otras cosas, y excluyendo muchas otras cosas. Nuestro testimonio no ha de ser para unos cuantos selectos que nos reciban alegremente; sino a"todos los hombres" , a todos los que podamos llegar, jóvenes o viejos, ricos o pobres, buenos o malos. No hemos de quedarnos callados nunca como esos que son poseídos por un espíritu mudo; pues el texto que está ante nosotros es una orden, y una promesa, y no debemos perderla:"S erás testigo suyo" ."Sois mis testigos, dice Jehová." ¡Señor, cumple esta palabra para mí también! La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario